PASO DE NOVILLOS 1850.

Nazario Romero Díaz.- A principios del siglo XIX, Paso de Novillos (hoy Martínez de la Torre), era un pueblo casi perdido en la geografía veracruzana, rodeado de exuberante vegetación por los cuatro puntos cardinales.
Las yerbas, las plantas silvestres y los árboles frutales invadían los patios caseros y hasta los caminos que nuestros ancestros mantenían abiertos a base de faenas dominicales. Los venados, lobos y otros animales llegaban hasta las orillas del pueblo.
Entonces las calles no tenían nombres; solo se conocían por la referencia de calle del panadero, del herrero, del curandero, del tendero, etc. El camino real era transitado solo andando, en carretas tiradas por bueyes o a caballo. Un día para ir a Misantla, otro para Tlapacoyan, dos para Teziutlán y uno para Naula. Las rutas eran peligrosas por las fieras y los reptiles que abundaban en la región selvática serrano-costeña.
Dos rancherías, La Piedad y Santa Concepción Panotitlán, se ubicaban cerca de Paso de Novillos. La primera al noreste (cerro de Pascual Jiménez, donde hoy se ubica el cuartel militar) y la segunda al poniente, a la salida de Tlapacoyan, entre el rio Bobos y el camino real; así lo describe el Ing. Pedro Belli en el plano de la congregación elaborado en 1850, cuando la comunidad tenía apenas seis avenidas y siete calles, polvorientas en el verano y lodosas en tiempos de lluvias.
Con el tiempo, las citadas rancherías desaparecieron porque los vecinos se concentraron en Paso de Novillos y posteriormente también los de Ixtacuaco, comunidad ésta que fue arrasada por una inundación ocurrida en 1876. Los pocos habitantes que lograron salvarse se trasladaron y vivieron en Paso de Novillos. Decenas de niños y mujeres perecieron ahogados y desaparecidos.
Era entonces el rio Bobos una importante fuente de alimentación por la gran cantidad de peces, robalos, bobos, lebranchas, acamayas, camarones y otras especies que había en las aguas cristalinas, no contaminadas aún. La corriente, bordada de frondosos árboles de higueras y sauces acariciaban las aguas con sus ramas, pero en temporadas de lluvias, nortes, ciclones y huracanes, el caudal era y es enemigo mortal para los habitantes de los pueblos ribereños.
Con la concentración aquí de La Piedad, Santa Concepción e Ixtacuaco, la congregación de Paso de Novillos tuvo más de mil habitantes. El pueblo cobró mayor movimiento comercial, agrícola y ganadero, lo cual sirvió de argumento a los promotores de la municipalización para lograr que el gobierno del general porfirista, Apolinar Castillo, emitiera el decreto número 2 que creó el municipio libre de Martínez de la Torre el 27 de octubre de 1882. Poco después, el gobernador Castillo fue cesado de su cargo por la H. Legislatura en 1883, nombrando en su lugar al coronel José Cortés Frías. El desafuero de Castillo fue promovido por el general Juan de la Luz Enríquez y por un grupo de políticos jalapeños, dice la Historia del Poder Legislativo de Veracruz.
Paso de Novillos debió su nombre al vado que se ubica donde actualmente inicia la colonia Ejidal. Ese vado fue famoso y de gran utilidad porque permitía que el ganado, que conducían los vaqueros desde lejanos lugares hasta las grandes potreradas de la estancia ganadera Cabrestos, atravesaran el rio sin peligro de ser arrastrados por la corriente, dada la poca profundidad de ese paso y de la poca velocidad de la corriente. Cabrestos era una estancia ganadera que contaba con miles de hectáreas de potreros con pastos abundantes que rentaba su propietario, Baltazar Dorantes, a los dueños del ganado flaco. Pero Cabrestos desapareció cuando los favorecidos con las encomiendas las perdieron, quedando solo una pequeño caserío de chozas que después se denominó Paso de Novillos como pueblo y no como lugar del rio, donde hay poca profundidad que se puede atravesar sin peligro de perder el equilibrio.
Otro vado, ubicado en Martínez de la Torre, es el de Paso Largo, antiguamente llamado Tulapan. En esa congregación y ejido existe otro vado, pero muy largo y también de baja profundidad, que fue una opción para los ganaderos que tenían sus fincas del lado derecho del Bobos.